En el ejercicio de la profesión de abogado/a, en ciertas ocasiones y después de tanta lucha, un tercero mediador (a veces erigido como juez/a), se para entre vos y la contraparte y te ofrece: “bueno, negociemos hasta acá”.
lunes, 21 de noviembre de 2022
HASTA SIEMPRE HEBE
domingo, 6 de marzo de 2022
SIGUEN LOS PROBLEMAS CON EL ACCESO A LA EDUCACIÓN EN CABA: GANAMOS UN NUEVO AMPARO POR VACANTE ESCOLAR EN FAVOR DE UNA NIÑA
No es un tema nuevo, por eso no llega a sorprendernos. No obstante, sigue preocupándonos como abogados y abogadas de la jurisdicción, el sinuoso acceso a la educación en el distrito con el ingreso per capita más alto de la región: la Ciudad de Buenos Aires.
Como asociación, junto a otras como el "Grupo de Litigio Estratégico" y "La Vacante es un Derecho", hemos interpuesto numerosos recursos de amparo en favor de la comunidad educativa por diferentes motivos.
Este 2022, a través de nuestro dispositivo de asistencia jurídica social "Dr. Mario Juliano" asesoramos en varios casos relativos a la falta de acceso a vacantes en la Ciudad de Buenos Aires.
Particularmente, en el caso de Angelica y de su hija D.S.O.P.Y. del barrio porteño de San Cristobal, observamos la dispensa de un mal trato en las primeras ventanillas, a la hora de acceder a la vacante que le permitiese a la menor comenzar al primer año de la secundaria este año, pese a haber seguido metiulosamente y a tiempo, cada uno de los pasos en la inscripción on-line que le fueron requeridos.
Y es que, a pesar de, y como decíamos, seguir paso a paso el proceso de inscripción y de haber optado, tal como lo exige inexorablemente el sistema, no solo por una sino por cinco alternativas de instituciones (todas ellas para la modalidad secundaria del futuro), se colocó a la misma en un "listado de espera", frente a la imposibilidad material estatal de ofrecer respuesta válida.
Para sortear dicho escollo, una autoridad de la cartera que conduce la Lic. Acuña, le solicitó a la madre de la menor, peregrinar con una nota "hecha a mano y con firma ológrafa" por todos los Distritos Escolares a partir de febrero de este año para ver si "había suerte" frente a la negativa.
Suena lógico, en una ciudad dónde se estima un faltante de más de 50.000 vacantes para alumnos porteños, el buen azar se erige como condimento indispensable para poder estudiar en la secundaria del futuro.
Luego, el iter procesal ya harto conocido: las familias que tienen "la suerte" de acceder a una de las asociaciones de abogados/as o a un patrocinio legal privado, pueden esquivar la peregrinación genuflexa y acceder a un estrado judicial para que repentinamente aparezca un abanico de ofertas educativas, aunque en distritos foráneos.
Lo exuberante es que después de todo la Procuración de la Ciudad (a cargo de la defensa técnica legal del Gobierno de la Ciudad) solicitó eximirse del pago de las costas del juicio.
Frente a este punto se erigió a requirencia del Ministerio Público Tutelar y no nuestra, el "Principio Objetivo de la derrota" que terminó finalmente declarando abstracta la cuestión, y condenando en costas al Gobierno.
Acá vemos, lo caro que sale no invertir en educación a corto y largo plazo. Por lo económico desde una perspectiva, pero, y lo más importante, por la injuria social directa por el otro. Y es que, ¿cuantos chicos y chicas de la Ciudad quedan sin estudiar, privandonos como comunidad de sus saberes y potencialidades?.
En suma, en el caso concreto, la menor pudo comenzar el secundario como corresponde, después de mucha incertidumbre y maltrato del Ministerio de educación local. Esperamos que esa oportunidad, sea una nueva victoria para la sociedad que logró que una estudiante más ingrese a la escolaridad en lugar de quedar en sus márgenes.
lunes, 20 de diciembre de 2021
LA CRISIS QUE ADOLESCIÓ A LA INSTITUCIONALIDAD DE TODO UN PAÍS SIGUE IMPUNE
Por Hernán Mirasole
- "¿Ustedes no tienen hijos?, ¿no se están cagando de hambre como nosotros?, ¿pero por que mier...?"
La respuesta estruendosa e intempestiva no se hizo esperar (como en toda esa jornada), un itacazo con postas (presumiblemente) de goma era la interrupción que le dispensaba un policía a una mujer indefensa y desarmada, que a viva voz preguntaba a toda una hilera uniformada algo que en frío y con el tiempo brota como un haz de lucida razonabilidad en el medio de una jornada tan triste como gris.
Es 20 de diciembre de 2001, y la jovén democracia argentina está por adolescer con mucho (diría demasiado) dolor su paso hacia la adulta institucionalidad, no sin antes dejar un tendal de injustas muertes, que se hacen eco hasta hoy como un recuerdo pertinente que opera como conceptualmente claro, pero pragmaticamente difuso, "límite" al monopolio del uso de la violencia legitima y de última ratio estatal.
Y es que si bien la Violencia Institucional sigue latente, la realidad es que ya ningúna autoridad en 20 años se ha animado a desplegar semejante y desproporcionada salvajada para sostener un modelo político, que para aquel entonces se hallaba economíca y socialmente derruido.
Es ese quizás el mayor logro de 39 mártires acribillados con balas de odio en plena calle, frente a los ojos impávidos de toda un país y a plena luz del día, a los cuales les debemos el salto institucional más importante de este nuevo siglo, y que tuvo como principal eje, la espolvoreada supremacía constitucional de antaño.
Lo que en cambio, en un acto de genuina reciprocidad le debemos como sociedad a estos/as caidos/as en cumplimiento del deber y sus respectivas familias son dos cosas:
1) Una ley de reparación que emule indemnizar el daño provocado. Cada una de estas historias que se apagaron en aras de tener un mejor país, aún no fueron debidamente reconocidas desde la perspectiva del daño civil y de la única forma que el derecho en esa materia, puede llegar a intentar lo más próximo a una reparación: de manera pecuniaria.
2) Justicia: lisa y llanamente, sin eufemismos ni conceptualizaciones abstractas, al día de hoy y a pesar de algunas condenas que llegaron a cuentagotas hace unos días, siguen impunes pololeando (y hasta inclusive con galardones como el caso de algún jefe de seguridad de un banco Británico desde donde salieron más de 60 cobardes balazos) aquellas personas que mulearon y jugaron a ser más sistemáticos que el propio sistema y dispersaron plomo asesino contra el grito ahogado que clamaba por finiquitar la opresión y el ajuste pergeñado desde los luego escondidos y despabilados sectores del poder real.
Lo vemos asiduamente en el mundo tangible. En los Tribunales de todos los días. Y lo repetimos sin cansarnos por que a esta altura, es la alternativa válida para darle voz a aquellos que se las arrebataron tan injustamente y de manera ruin: "Si llega tarde no es justicia"; podrá ser una pantomima, una inexorable puesta en escena de la burocracia, un exceso de voluntarismo amalgamado con impericia, o cualquier cosa que se nos ocurra, pero jamás habrá sido JUSTO.
Esta deuda transformada en herida que no podemos cerrar, es una exigencia; desde luego al caso concreto, a cada familia alcanzada por el brazo ejecutor de una política que fracasó, pero también para el futuro. Si hay algo que nos enseñan a diario "el Argentinazo del 19 y el 20 de diciembre" es que la falta de Justicia obtura, aniquila, lesiona, y trompea en la pera al Estado de Derecho.
Y sin Estado de Derecho, no se puede garantizar la vida pacífica y en comunidad que tanto anhelamos.
Justicia a esta altura es poco. Perdón también. Pero trabajo incansable transformador es la única esperanza que nos queda para que todo esto no haya sido en vano.
lunes, 27 de septiembre de 2021
LA FLEXIBILIDAD LABORAL YA LLEGÓ
Por Diego Encina[1 y Hernán Mirasole
El avasallador avance y sin escalas de la “sociedad de la información”, los efectos de la pandemia en las relaciones y modos de trabajo, la descentralización del trabajo de oficina –o su distorsión-, la necesidad de maximizar los procesos productivos, las jornadas legales de labor ya obsoletas y en franco desapego con el avance tecnológico de disponibilidad, entre muchos otros factores intrínsecos y extrínsecos de las relaciones laborales; han venido no solo para quedarse, sino también a desconocer los límites de los ámbitos de la vida de relación espacial y temporal de los trabajadores y de las trabajadoras.
Las
relaciones laborales, como decíamos, es uno de los ámbitos donde la tecnología ha impactado de
manera sustancialmente transformadora en los últimos 60 años. Sin embargo, la
legislación en la materia no ha acompañado, en un todo, a ese proceso evolutivo y de
injerencia tecnológica; por el contrario, ha optado por “paliar” situaciones “sobre el andar”.
Las remuneraciones, en sentido opuesto, han ido en retroceso o, lo que es mejor
decir, han perdido invariablemente –salvo escasos períodos primaverales- poder
adquisitivo y dejado de ser acompañadas por el proceso de injerencia tecnológica y la legislación.
Atravesamos
tiempos que no reconocen límites entre el ámbito privado y público de las
personas. Internet es claro ejemplo de ello en cuanto a su empleo como el
ojo del “gran hermano” panóptico que todo lo ve y lo sabe. Pero también, ha
influido en confusión de los ámbitos sociales y familiares, por una parte; y el
ámbito laboral, por otra.
La
actualidad enseña que se transita hacia una “semana laboral continua” desde el
punto de vista de la producción y; desde la labor propiamente dicha.
Este
factor se observa desde dos aristas bien diferenciadas: el empresario y
empresaria y; el trabajador y trabajadora.
Desde el punto de vista empresarial se intenta maximizar los niveles y procesos de producción y minimizar las interrupciones temporales de esos procesos. En pocas palabras, se busca que la actividad laboral no cese pues, si cesa, también cesa la producción. Para tal cometido se vienen implementando distintas maneras de reorganización del trabajo –facultad del empleador siempre-. El trabajo remoto o a distancia es una de ellas. Pero también lo es el sistema de trabajo por turnos en aquellos rubros que requieren necesariamente la presencialidad física de la mano de obra. De esta manera, se podría decir que se trabaja las 24 horas de la jornada. Una de las limitaciones con que se encuentra el empleador es sin dudas la imposibilidad de explotar la fuerza de trabajo. Entonces, se busca dividir las jornadas de trabajo en turnos de 8 u 12 horas con descansos rotativos. Sucede de antaño por ejemplo en el rubro de seguridad física.
Lo
mismo ocurre con el trabajo a distancia o remoto. Esta modalidad viene a
confundir –o fusionar- el ámbito de trabajo y el ámbito familiar, a la vez que
extiende aún más la jornada de trabajo diaria. Se trabaja así en el mismo lugar
en que se atiende –si se puede- a la familia, o la visita. Si bien en una
primera aproximación, pareciera ser incluso más “cómodo” para el trabajador o la
trabajadora que no debe trasladarse a la oficina con todo lo que ello implica
en las grandes ciudades; en lo mediato suele ser más perjudicial para la salud
y las relaciones familiares.
Desde
el punto de vista del trabajador o la trabajadora, por el contrario y como
dijimos, pasa a ganar en comodidad lo que pierde en salud y prosperidad
familiar y social. Viene a encontrarse en situación de “esclavitud moderna” del trabajo en su propia
“cárcel” hogareña, pues; justamente, la facilidad de cumplir las tareas –ya no
la jornada en si misma- laborales desde un simple ordenador o dispositivo
móvil, viene a romper la barrera entre lo familiar y lo laboral. Estando
pendiente constantemente de atender los llamados o los correos electrónicos o
similares que demanden las actividades remotas.
Para
aquellas personas que trabajan por turnos rotativos sucede un tanto mayor. La modalidad
del trabajo viene a romper los límites del descanso o la conciliación del sueño.
Se afectan así, los metabolismos y se provocan trastornos alimenticios y
de sueño, entre otros.
A
todo esto, se mantienen jornadas de 8 horas o más inclusive, como si el
avance tecnológico en el tiempo y en las relaciones laborales en particular no
hubieran impactado. La remuneración, en cambio, experimenta adquisitivamente
poder de compra o de valor a la baja. Sobre todo en países adictos a los
efectos inflacionarios como el nuestro.
La
“flexibilidad” laboral noventista ya no solo toca la puerta a través de poco pensados proyectos de eliminación de indemnizaciones, facilidades de despidos y contrataciones; sino
a través de confusión de los límites de la vida familiar y biológica de las
personas y sus ámbitos de trabajo.
Todo
ello con efectos devastadores ya no solo para el bolsillo –“flexibilidad”
laboral tradicional- sino para la salud y las relaciones biológicas y sociales
de las personas –“flexibilidad” laboral renovada-.
Es
necesario entonces una reforma integral del sistema laboral vigente que
proporcione mayor protección a la salud, a la economía y a las relaciones de
los trabajadores y trabajadoras y que permita, también y a su vez, maximizar la
producción nacional. Encontrar el equilibro sin ceder desde la parte más débil,
es el desafío de ahora.
[1]
Abogado. Socio Fundador Asociación Civil Nace un Derecho. Secretario General.
Director Instituto Castelli de Formación Jurídica.