Vemos en Federico un espejo, por que la misma tenacidad, empuje y convicción, con la que él y todos sus colegas bregan por la salud, nosotros tratamos de imitarlos y seguirlos en relación al derecho.
"El precio de los medicamentos, no lo regula el mercado, lo controla el Estado; por que el medicamento es un bien social, es un derecho y una obligación: es un derecho de las personas y por ende es una obligación del estado controlar los precios", decía entre otras ideas con las cuales emparentamos cada vez que nos presentamos a litigar en la justicia.
Su pronta e injusta partida va a generar muchos homenajes seguramente, pero el que mejor podemos hacer, es el de hacer valer sus ideas en la práctica concreta y efectiva con un solo beneficiario común: nuestro pueblo.
Gracias por tu lucha, y por ser un verdadero médico del palo, de a pie y del pueblo.
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