domingo, 26 de abril de 2020

¿MOTÍN O BOTÍN?

Por Diego Encina

Por estas horas, resultan de público conocimiento las protestas de reclusos del penal Federal de Villa Devoto en la Ciudad de Buenos Aires. 

Como abogados y abogadas, no es de extrañar que algunos de nuestros cuerpos letrados penales asistan a personas encarceladas en Devoto. 

Sin embargo, no es objeto presente tratar esos casos particulares sino generales y sobre todo, desactivar un enorme desconocimiento e ignorancia por parte de algunos operadores mediáticos de turno que (intencionalmente o no) intentaron (des)informar al público en estos días.

En primer orden, nos resulta lamentable la parcialidad de dichos operadores mediáticos de (des)información que por estas horas trataron el tema con titulares falaces y alarmistas. 

En este sentido, unánimemente aquellos trataron a las protestas como "motines", buscando certeramente despertar el sentido de alarma en la población del ámbito "libre". 

Sin embargo, mal que pese, lo que ocurrió no fue un "motín". Pues, ¿que similitudes tiene el reclamo de ayer con "el motín perpetrado por los 12 apóstoles de Sierra chica?". Ninguna. 

Lo de ayer fue una protesta legitima y constitucional en contextos de cierta democracia. Pues, no hubo rehenes, no hubo intentos o programas de fuga, no hubo enfrentamiento directo con las autoridades, ni hubo "toma"del penal que rompiera sus propias estructuras funcionales. 

Lo vivido fue una autentica y legitima protesta a las autoridades. Legitima en sentido constitucional o formal. Y legítima en sentido material,en tanto en ningún momento se pedía ni libertad para todos ni aberraciones semejantes. Sino, simple y llanamente que se cumpla con los mandatos políticos nacionales de sanidad e higiene, los vertidos por la OMS y las recomendaciones de la Cámara Federal de Casación Penal y la CSJN. Sin perjuicio de peticionar mayores cuidados personales para prevenir la circulación y afectación del COVID-19 que, mas allá de maquillados informes arrimados por el SPF a los despachos judiciales del cumplimiento y suficiente equipamiento sanitario ante casos de sospechas de coronavirus, no menos cierto resulta su fantasiosa e infantil mentira y creída esta, de manera cómplice, por el poder judicial.

Ningún medio ayer se hizo eco de la propia denuncia ante el Ministerio Público Fiscal realizada por el personal penitenciario (cuya identidad reservamos) que hacia notar de las muy serias deficiencias sistemáticas y funcionales del SPF ante un eventual supuesto caso de COVID-19. 

Ningún comunicador se hizo eco en forma clara, de los medios formales intentados por los reclusos para, no exigir su libertad, sino para pedir se adopten las medidas necesarias para afrontar casos de coronavirus positivos en contextos ostensibles de superpoblación y hacinamiento. 

Tampoco se ha divulgado LA CORRUPCIÓN DEL ENTE DE COOPERACIÓN FINANCIERA (ENCOPE) que recorta a discreción el presupuesto preasignado para combatir, entre otras situaciones humanitarias, casos de propagación de enfermedades en la población reclusa. 

En definitiva, ha quedado en evidencia (para quienes quieren ver, claro) las mentiras y parcialidades de muchos medios de (des)información que en pos de elevados números de rating, prefieren muchas veces, desviar la formación cognitiva de sus consumidores. 

Ayer se pidió nada mas que se cumpla con lo ordenado por la ley. 

Al no ser oídos ni receptados, y por el contrario, ser mas sepultados aún, el entrenamiento diferencial cultural y social lleva al extremo las pretensiones justas.  

Todos coincidimos en que esos no son los métodos (fuego de colchones, roturas de bienes públicos, actitudes amenazantes, ensañamiento de instrumentos punzantes) para hacerse oir. Pero, ¿y si no te oyen ni te responden a las requirencias formales?, ¿cual es el método idóneo?.

No nos sorprendamos. Podemos ser algo mas que hipócritas sistemáticos.

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