En el ejercicio de la profesión de abogado/a, en ciertas ocasiones y después de tanta lucha, un tercero mediador (a veces erigido como juez/a), se para entre vos y la contraparte y te ofrece: “bueno, negociemos hasta acá”.
Uf… que dilema, “hasta acá” te dicen. Ni uno, ni tres: “un par son dos y se acabó”.
Y frente a eso, uno tiene dos opciones: ceder ligeramente, con todo lo que ello implica, olvidando y mancillando su historia, sus valores, sus prejuicios, sus esfuerzos; en definitiva su pasado, su presente e inclusive su futuro. La otra, menos especulativa y más arriesgada, es seguir exigiendo, pidiendo, abogando, aún cuando eso genere incomodidad y exposición exacerbada.
Muchas veces, como espacio abogadil nos vienen a bajar el precio pidiéndonos que cedamos más de la cuenta, que no incomodemos a tal o cual, que nos callemos por que no vale la pena, que la exposición es peligrosa; inclusive, algún trotamundos de la burocracia, desde su cómoda inacción nos habla de “exacerbada autorreferencia”.
Cuanta especulación absurda que se derruye frente a la figura de Hebe y las Madres.
Si nos acomodamos y claudicamos, nos olvidamos de lo más importante: quienes somos y para que estamos. Además estaríamos tachando con nuestro obrar esa máxima: “el que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada."
Si nos convertimos en eso que no somos, en gerentes y garantes del silencio de los que no tienen voz ni voto, estaremos defraudando a una luchadora como Hebe.
Gracias por tu ejemplo de pelea, de constancia, de perseverancia, de irreverencia, no solo frente al poder sucio e intocable, sino también a los acomodaticios de brazos cruzados.
Gracias también por esa hermosa AM 530 que tanto nos ayuda a difundir nuestro martillar diario al clavo.
Que mueca del destino y que desafío difícil continuar tu huella en este sendero sinuoso por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Pero acá estamos, con la cabeza erguida y los valores intactos.
