Por Diego Encina
Hoy, 20 de junio, se "celebra" el día de la bandera nacional. En este acto festivo entonces se comparten afiches y frases en redes sociales y "estados"; se realizan actos escolares, se jura simbólicamente el pabellón nacional y se elaboran comidas tradicionales. Pero ¿es realmente un día de celebración?
El sistema opresor y colonizador de cuyas armas nuestros grandes héroes y heroínas de la Patria nos han liberado, no han cesado en influir en la proyección de nuestros destinos y libertades. Así, lo que no han logrado ni conseguido con las armas; lo han llevado a cabo -y con importante grado de acierto- a través de la desculturalización nacional y sobre todo, vaciando de contenido político e ideológico a los grandes próceres de nuestra Patria. Y es que el sistema de colonización-hoy denominada "globalización" o “transnacionalización”- sino puede acabar con el legado de las grandes ideas, al menos las neutraliza y las reduce a una significación simbólica meramente anecdótica y temporal.
Así es como nos presentan al Gral. San Martín en su esbelto caballo blanco y reduciéndolo simbólicamente al título de "Padre de la Patria"; nos presentan al Gral. Manuel Belgrano al pie del Rosario izando por vez primera el pabellón nacional y lo reducen al honorífico título del "Creador de la Bandera"; nos presentan al Gral. Juan Manuel de Rosas como el soberbio dictador y asesino de masas opositoras o al Chacho Peñaloza como el bárbaro incivilizado y matón; o al Gral. Martín Miguel de Güemes como simple gaucho bravo rodeado de sus semejantes “infernales”.
Tal ha sido el empeño de los dueños de la historia y dueños de casi todo lo demás.
Pero nada enseñan ni menos instruyen de los ideales políticos y, de la ejecución de esos ideales en cabeza de los próceres que han tenido la oportunidad de gobernar -San Martin, Güemes, Rosas, Dorrego- llevando a la práctica los pensamientos políticos de Mariano Moreno y de Manuel Belgrano, entre otros.
Finalmente, y tal la costumbre colonizadora de nuestro Pueblo que acostumbra a celebrar días de muerte y no de vida; ese ensañamiento de desculturización ha logrado instaurar el día 20 de junio en honor, verdaderamente, al creador del pabellón nacional: Don Manuel Belgrano.
Sin embargo, un día como hoy pero de 1820, el “creador”, parte hacia la eternidad de su recuerdo envuelto en un manto del olvido, indiferencia, humillante y la pobreza más cruel a la que fue condenado en el mismo instante en que Buenos Aires veía desfilar tres gobernantes en un mismo día. Y sí, cualquier semejanza con la historia contemporánea reciente no es mera coincidencia sino causalidad.
Y es que quizá “el día de la bandera” sea la manera solapada y cruel de opacar la vergüenza que condenó al silencio la partida de su creador; o una manera de compensar el mal trato al que el silencio de su partida fue destinado; o la manera humillante de reducir tan digno pensamiento y persona como nunca la historia nos lo ha devuelto, jamás. O quizá fuera todo lo anterior.
Recién el 22 de agosto de 1820 -más de dos meses de su partida-, ya sumida la vieja Buenos Ayres en un largo periodo de guerra civil bajo el rótulo en que los libros de historia titulan “la anarquía del año 20”, El Despertador Teofilantrópico, un periódico de corto alcance y en una escondida página de su interior, se hizo eco de su deceso con estos melancólicos versos "Triste funeral, pobre y sombrío, que se hizo en una iglesia junto al rio en esta Capital al ciudadano Brigadier General Manuel Belgrano"
Y así nomás se empeñan las mentes pequeñas del cipayismo local más rancio con las grandes empresas de nuestros próceres que si no logran borrar su legado -así ha sucedido por ejemplo con Felipe Varela, Facundo Quiroga, Lopez Jordan y tantos otros-, intentan neutralizarlo y reducirlos a significaciones simbólicas estériles vaciados burda pero efectivamente de su contenido patriótico e ideológico y político.
Por ello es que al entender de quien suscribe, en esta fecha -y muchas otras- nada hay que celebrar. Y siendo así la mejor manera de homenajear las obras de los grandes legados; es estudiarlos, empaparnos de Patria y promover los ideales que gobernaron sus incansables luchas contra toda forma de opresión: Libertad e Independencia de la Patria de una buena vez por todas.
Solo así podremos algún día con cierta dignidad cultural y con frente en alto, enorgullecernos de haber homenajeado al gran Gral. Manuel Belgrano.
HABLEMOS BREVEMENTE DE LA BANDERA
A principios de 1812 se encomienda a Belgrano partir hacia la villa del Rosario para instalar dos baterías de artillerías en la barrancas del río Paraná con el objeto de evitar la navegación de realistas y cargas de ganado para la sitiada Montevideo, último reducto encarnizadamente colonial quien padecía el asedio de los hombres de Artigas.
El 27 de febrero de
1812, a las 18:30 horas, en la Batería de la Independencia, por vez primera,
ordena Belgrano enarbolar el pabellón nacional a don Cosme Maciel [1]
pues, “Siendo necesario enarbolar una
Bandera, y no teniéndola, mandé hacer una celeste
y blanca, conforme los colores de la escarapela nacional. Espero que
sea de aprobación”[2].
Recordemos por ahora los colores empleados por Belgrano.
La necesidad de la
Bandera entendía Belgrano un elemento distintivo no sólo en materia
independentista, sino militar pues, en aquellos tiempos, los soldados portaban
estandartes españoles confusos con la de los realistas y en las batallas cuerpo
a cuerpo y aires de tierra y viento, costaba distinguirse entre los bandos.
Además, Belgrano recogía el guante de su propia experiencia en la expedición al
Paraguay en la batalla de Paraguarí donde por dicha confusión, tuvo que
replegar a la tropa.
La Bandera creada por Belgrano respetaba los colores de la escarapela, y éstas, las de los borbones, manteniendo la “máscara de Fernando VII”. Sin embargo, la aprobación no sólo no llegó, sino que fue desaprobada la iniciativa patria de don Manuel. Pero esta desaprobación le llegó muchos meses después, habiendo sido previamente destinado a comandar el Ejército Auxiliar del Norte cuyas tropas decaídas por el desastre de Huaqui verían en la jura del pabellón nacional un aliciente motivador a la vez que una solución táctica en batalla. La Asamblea General Constituyente del Año XII finalmente aprobó el uso de la Bandera ordenando su jura pero sólo para que “fuera únicamente usada como bandera del Ejército del Norte y no del Estado”.
Ahora bien ¿cuál fue la primera Bandera? Es éste un debate interminable para nada unánime.
Belgrano en la
carta fechada el 27/02/1812 nos habla de una bandera “celeste y blanca”. En el
cuadro que se hizo realizar en Inglaterra en 1815 cuyo fondo representa la
gloriosa batalla de Salta, se observa el pabellón nacional en dos colores
horizontales: parte inferior celeste y parte superior blanca.
El Ejercito de los
Andes de San Martin crea su propia bandera en dos colores ordenados igual que
la creada por Belgrano.
Sin embargo,
testimonios de soldados realistas de mayo y octubre de 1813 refieren que “los rebeldes de Buenos Aires han enarbolado
un pabellón con dos listas azul celeste
a las orillas y una blanca en medio”.
Parece abonar la
tesis realista el hallazgo en 1883 en una pequeña iglesia de Macha (Bolivia) de
dos banderas: una ordenada con tres franjas horizontales siendo en sus orillas
celestes y en medio blancas. La otra, exactamente igual pero con los colores
invertidos -ver foto inserta-.o sea, en sus orillas horizontales blancas y en
medio, celeste. Se las conoce como: “las
banderas de Macha”.
Belgrano estuvo en la iglesia de Macha días previo a la batalla y derrota de Ayohuma y resulta probable o lógico que el cura las haya escondido ante el avance realista y repliegue de las tropas patrióticas.
Esas banderas se encuentran una, en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires y la otra -ver foto-, en el Museo de la Sociedad Geográfica e Histórica de Sucre.[3]
¿Habrá creado e izado y jurado Belgrano una bandera de dos colores horizontales y las habrá modificado en tres franjas horizontales en su expedición al Alto Perú? Jamás -por ahora- lo sabremos.
Si tenemos certeza que a partir de febrero de 1813 hemos dejado de usar banderas realistas en el ejército; a partir de 17 de abril de 1815, en la torre de la fortaleza de las Provincias Unidas del Río de la Plata se izó por vez primera y para siempre la bandera argentina tal cual hoy la veneramos y; a partir de 1818, don Martín de Pueyrredón hace incluir el “Sol Patrio” o “Sol Inca” en el centro de la franja blanca horizontal, acorde a los pensamientos sanmartinianos y belgraniananos en los días de julio de 1816.-
En un día patrio,
hagamos Patria!
[1] "Vea si está corriente la cuerda y ate bien la bandera para
llevarla bien alto, como debemos mantenerla siempre", con estas
palabras se dirigió don M. Belgrano al “primer abanderado” patrio.
[2] Carta fechada 27/02/1812, Rosario.
[3] Fotografía del archivo personal del autor. Bandera de Macha de tres
franjas con sus orillas blancas y su medio celeste, exhibida en el museo de
Sucre, Bolivia.