En el marco del pleno y libre ejercicio de la profesión abogadil, hemos tomado la definición jurídica de presentarnos nuevamente en la justicia, manteniendo un iter conductual desde hace meses, para solicitar de esta manera que se cumpla con la ley.
Lisa y llanamente, como lo hemos denunciado en el Consejo de la Magistratura, en el Colegio de Abogados de la Capital Federal y ante la mismisima Organización de las Naciones Unidas, nuestro rol en la sociedad se vé comprometido si no podemos ejercer con plenitud nuestra profesión.
Peor aún para nuestro país, el hecho de no poder hacerlo, vulnera y directamente cercena una dinámica legal en el marco del "Debido Proceso".
Como hemos explicitado en numerosas ocasiones, si no tenemos "Debido Proceso", no tenemos en consecuencia "Estado de Derecho" y sin este último no hay vida en sociedad (al menos como la concebimos desde hace casi 36 años de democracia) posible, pues nos encontramos labrando los limites basales de nuestra Patria.
La Acordada del máximo tribunal va en este sentido y por ello nos hemos arrimado a sus estrados para solicitar un efectivo cumplimiento, en franco apego legal, de la misma.
Sabemos que no caminamos solos ni solas, tenemos argumentos, responsabilidades y férreo compromiso, por ello también, resulta menester agradecer todo el acompañamiento y la fuerza que nos han brindado desde otros espacios y asociaciones del ámbito abogadil.
Los abogados tenemos derechos y queremos hacerlos valer como la democracia nos ha enseñado: EN LA JUSTICIA.
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