miércoles, 18 de septiembre de 2019

Reflexiónes sobre “Violencia de Género y femicidio”


Por: Fernanda Adriana Muñoz  

"Las violencias de géneros deben ser abordadas desde las políticas públicas y estás deben ser transversales y el sistema judicial debe ser parte de esa transformación abriendo paso a una justicia con perspectiva de género".


Nace un Derecho es una Asociación comprometida en aquellas cuestiones relacionadas con la prevención y acción en casos de discriminación, acoso y violencia de género contra mujeres y personas LGBTIQ+.-En el camino de abordar las violencias de género brindamos charlas acercando herramientas prácticas ante las situaciones de violencia y propiciamos la creación en nuestro seno de “Asesorías Jurídicas Interdisciplinarias”, por una vida libre de violencias .-

En el contexto de los cuatro femicidios del último fin de semana, Navila Garay (15), Vanesa Caro(38), Cecilia Burgadt (429, Laura López (18), es necesario hacer algunas reflexiones al respecto.. Los crímenes pasionales no existen: se llaman femicidios, sin presupuesto contra la violencia de género, sin politicas públicas serias y recursos urgentes el panorama sigue siendo oscuro. El presupuesto destinado para combatir la violencia de genero en 2019 es de $11 por mujer, un 18 % menos que en 2018.-

 El derecho no puede escapar a esta realidad y  ha contribuido a reforzar el conjunto de características estereotipadas que la sociedad asigna a mujeres y varones, y si bien los cambios sociales han puesto en duda aquellos postulados que parecían inquebrantables, la incorporación de esos cambios en el ámbito de aplicación de las normas tiene sus propios tiempos. De ahí que a pesar del reconocimiento legal de los derechos de las mujeres, todavía se observan decisiones judiciales que parecieran no advertir la existencia de los estereotipos arraigados de comportamiento y las prácticas basadas en conceptos de inferioridad o subordinación de la mujer, y por lo tanto replican en su contenido la discriminación.-

La mirada de género debe ser parte de la modernización de los aparatos judiciales en lo colectivo y de sus miembros en lo individual,  a fin de adecuarlos a las exigencias presentes, lo que implica una sensibilización de los/las operadoras/os para percibir las particularidades, los abogados y abogadas también debemos adecuarnos a las nuevas exigencias sociales.-

No estamos ante una preferencia, ideología o simple coyuntura sino ante  un compromiso que ha asumido nuestro país al firmar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer, incorporada al texto constitucional, sus recomendaciones, la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer o “Convención de Belém do Pará” aprobada por ley 24.632, es una cuestión de derechos humanos y condición indispensable para el logro de la justicia social, la consolidación democrática, el desarrollo económico y la paz social.-

Permitir la comprensión de que el concepto de género es una construcción social de la que todos participamos y que, por lo tanto, podemos transformar.-

Las mujeres han tomado conciencia de que eran relegadas en la Justicia, es decir, aunque accedieron a los cargos tradicionalmente ocupados por hombres, lo hicieron con el doble o el triple de esfuerzo. Los jueces federales de todo el país son básicamente varones, y la Cámara de Casación federal tiene una mínima representación femenina. Por su parte, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación hay una sola mujer. Por eso hay que seguir trabajando para que más mujeres accedan a cargos jerárquicos.-

Es un camino difícil analizar “todo” desde una perspectiva de género, no alcanza con un discurso feminista en términos formales sin tener predisposición para cambiar actitudes, y accionar ante situaciones de violencia.-

La violencia contra las mujeres es  una violación a los derechos humanos y constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales basadas en la supremacía de lo masculino, que ha redundado en diversas formas de discriminación, desigualdad y exclusión. Este sistema de relaciones de poder y jerarquía impregnó las relaciones sociales, las instituciones y las leyes, configuración de la cual los distintos tipos de organizaciones y el mundo del trabajo no están ajenos, tampoco nuestra Asociación.-
Eliminar la violencia hacia las mujeres sigue siendo un reto pendiente, sobre todo cuando su normalización forma parte del sistema y condiciones sociales, económicas, políticas y culturales en las que vivimos, además de que históricamente hemos vivido siglos de opresión, injusticia y violencia.-

En las últimas décadas se han producido enormes cambios respecto del rol social y político de las mujeres, así como de las personas que representan otras formas diversas de identidad al binario masculino-femenino y a la heteronormatividad pero las transformaciones sociales conviven con prácticas tradicionales, resistentes a los cambios.-
Las organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles,  profesionales, políticas, gubernamentales, etc deben promover el cese de cualquier tipo de violencia, acoso, hostigamiento o discriminación, por un lado sancionando dichas conductas y por otro con propuestas transformadoras de las condiciones que propician que esas violencias ocurran.-
Si bien todavía persisten las prácticas machistas que mantienen a las mujeres sumisas, anuladas y dependientes, se ha logrado instalar la discusión en el ámbito de lo público, constituyendo esa temática parte de la  agenda política de los gobiernos en los últimos años.-

Ahora bien, es necesario entender que las violencias de géneros son propias  de sociedades desiguales, es parte de su organización y sistema social; traduciéndose (o materializándose) estas desigualdades en el ámbito laboral, político, doméstico, etc. reproduciéndose en cada espacio una estructura patriarcal  y por tanto de subordinación,  generando de esta manera una sociedad más desigual. Esto nos lleva a analizar que las violencias de géneros no son un problema nuevo, sino que las formas que adquiere en la actualidad, subsumido en la lógica del capitalismo salvaje, llevan a que se manifiesten y sean reconocidos como un problema político.-

La liberación de los cuerpos y la garantía de un buen vivir, solo se logrará a través de las acciones colectivas y la organización de quienes creen fervorosamente que  es  posible una sociedad con equidad y justicia social.-


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