Por: Fernanda Adriana Muñoz
"Las violencias de géneros deben ser abordadas desde las políticas públicas y estás deben ser transversales y el sistema judicial debe ser parte de esa transformación abriendo paso a una justicia con perspectiva de género".
Nace un Derecho es una Asociación comprometida
en aquellas cuestiones relacionadas con la prevención y acción en casos de
discriminación, acoso y violencia de género contra mujeres y personas
LGBTIQ+.-En el camino de abordar las violencias de género brindamos charlas
acercando herramientas prácticas ante las situaciones de violencia y
propiciamos la creación en nuestro seno de “Asesorías Jurídicas
Interdisciplinarias”, por una vida libre de violencias .-
En el contexto de los cuatro femicidios del
último fin de semana, Navila Garay (15), Vanesa Caro(38), Cecilia Burgadt (429,
Laura López (18), es necesario hacer algunas reflexiones al respecto.. Los
crímenes pasionales no existen: se llaman femicidios, sin presupuesto contra la
violencia de género, sin politicas públicas serias y recursos urgentes el
panorama sigue siendo oscuro. El presupuesto destinado para combatir la
violencia de genero en 2019 es de $11 por mujer, un 18 % menos que en 2018.-
El
derecho no puede escapar a esta realidad y
ha contribuido a reforzar el conjunto de características estereotipadas
que la sociedad asigna a mujeres y varones, y si bien los cambios sociales han
puesto en duda aquellos postulados que parecían inquebrantables, la
incorporación de esos cambios en el ámbito de aplicación de las normas tiene
sus propios tiempos. De ahí que a pesar del reconocimiento legal de los
derechos de las mujeres, todavía se observan decisiones judiciales que
parecieran no advertir la existencia de los estereotipos arraigados de
comportamiento y las prácticas basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación de la mujer, y por lo tanto replican en su contenido la
discriminación.-
La mirada de género debe ser parte de la
modernización de los aparatos judiciales en lo colectivo y de sus miembros en
lo individual, a fin de adecuarlos a las
exigencias presentes, lo que implica una sensibilización de los/las
operadoras/os para percibir las particularidades, los abogados y abogadas
también debemos adecuarnos a las nuevas exigencias sociales.-
No estamos ante una preferencia, ideología o
simple coyuntura sino ante un compromiso
que ha asumido nuestro país al firmar la Convención sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación contra la Mujer, incorporada al texto
constitucional, sus recomendaciones, la Convención interamericana para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer o “Convención de
Belém do Pará” aprobada por ley 24.632, es una cuestión de derechos humanos y
condición indispensable para el logro de la justicia social, la consolidación
democrática, el desarrollo económico y la paz social.-
Permitir la comprensión de que el concepto de
género es una construcción social de la que todos participamos y que, por lo
tanto, podemos transformar.-
Las
mujeres han tomado conciencia de que eran relegadas en la Justicia, es decir,
aunque accedieron a los cargos tradicionalmente ocupados por hombres, lo
hicieron con el doble o el triple de esfuerzo. Los jueces federales de todo el país son básicamente varones, y
la Cámara de Casación federal tiene una mínima representación femenina. Por su
parte, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación hay una sola mujer. Por eso
hay que seguir trabajando para que más mujeres accedan a cargos jerárquicos.-
Es un camino difícil analizar “todo” desde una
perspectiva de género, no alcanza con un discurso feminista en términos
formales sin tener predisposición para cambiar actitudes, y accionar ante
situaciones de violencia.-
La violencia contra las mujeres es una violación a los derechos humanos y
constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales
basadas en la supremacía de lo masculino, que ha redundado en diversas formas
de discriminación, desigualdad y exclusión. Este sistema de relaciones de poder
y jerarquía impregnó las relaciones sociales, las instituciones y las leyes,
configuración de la cual los distintos tipos de organizaciones y el mundo del
trabajo no están ajenos, tampoco nuestra Asociación.-
Eliminar la violencia hacia las mujeres sigue
siendo un reto pendiente, sobre todo cuando su normalización forma parte del
sistema y condiciones sociales, económicas, políticas y culturales en las que
vivimos, además de que históricamente hemos vivido siglos de opresión,
injusticia y violencia.-
En las últimas décadas se han producido enormes
cambios respecto del rol social y político de las mujeres, así como de las
personas que representan otras formas diversas de identidad al binario
masculino-femenino y a la heteronormatividad pero las transformaciones sociales
conviven con prácticas tradicionales, resistentes a los cambios.-
Las organizaciones sociales, sindicales,
estudiantiles, profesionales, políticas,
gubernamentales, etc deben promover el cese de cualquier tipo de violencia,
acoso, hostigamiento o discriminación, por un lado sancionando dichas conductas
y por otro con propuestas transformadoras de las condiciones que propician que
esas violencias ocurran.-
Si bien todavía persisten las prácticas machistas que mantienen a las
mujeres sumisas, anuladas y dependientes, se ha logrado instalar la discusión
en el ámbito de lo público, constituyendo esa temática parte de la agenda política de los gobiernos en los
últimos años.-
Ahora bien, es necesario entender que las violencias de géneros son
propias de sociedades desiguales, es parte de su organización y sistema
social; traduciéndose (o materializándose) estas desigualdades en el ámbito
laboral, político, doméstico, etc. reproduciéndose en cada espacio una
estructura patriarcal y por tanto de subordinación, generando de
esta manera una sociedad más desigual. Esto nos lleva a analizar que las violencias
de géneros no son un problema nuevo, sino que las formas que adquiere en la
actualidad, subsumido en la lógica del capitalismo salvaje, llevan a que se
manifiesten y sean reconocidos como un problema político.-
La liberación de los cuerpos y la garantía de un buen vivir, solo se
logrará a través de las acciones colectivas y la organización de quienes creen fervorosamente que es posible una
sociedad con equidad y justicia social.-
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