viernes, 1 de mayo de 2020

1 de mayo con Covid-19: de la crisis a la oportunidad

Por: Claudia Lazzaro * 

La pandemia colocó a las mujeres trabajadoras de la economía formal e informal en una situación  de mayor vulnerabilidad. Esta etapa signada por el teletrabajo y el home office presiona a las trabajadoras con un mandamiento extra: cuidar, cuidar y más cuidar. 

Desde ONU Mujeres, señalan que las mujeres realizan “el triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en el hogar” en comparación con los hombres, y que “aquellas mujeres empleadas en el sector formal y que tienen hijas o hijos se debaten entre una o más de las siguientes tareas: su empleo (si aún lo conservan), el cuidado infantil, la educación en el hogar, el cuidado de personas mayores y el trabajo doméstico. Los hogares encabezados por una mujer son particularmente vulnerables". 

El aislamiento obligatorio puso en crisis nuestras estrategias de cuidados. Las resoluciones dictadas a posterior del decreto de aislamiento, donde establecen las excepciones al aislamiento social en casos de deber de asistencia a niñxs y adolescentes por parte de sus progenitorxs o tutorxs. Algunas de estas, y en particular la que habla de los régimenes de comunicación, vuelve a feminizar los cuidados, relegándolos estos sólo a la madre, en la mayoría de los casos. Muchas de ellas son trabajadoras que se desempeñan laboralmente a través de la modalidad de teletrabajo o módulos virtuales (como las trabajadoras de la educación de todos los niveles) y están atravesando una multiplicidad de jornadas laborales: el cumplimiento de su trabajo formal, su trabajo de cuidados diarios, su trabajo como acompañante educacional de las tareas de les niñes, o asistiendo a personas mayores. 

Las trabajadoras que llevamos adelante estas responsabilidades no contamos con las condiciones en nuestros hogares para responder satisfactoriamente a las exigencias laborales que nos impone esta situación de excepcionalidad. Esta imposibilidad de conciliar vida familiar con vida laboral tiene un impacto directo sobre la salud física y psíquica, tanto en las mujeres como sobre el bienestar de las familias.

Ante la gran crisis y la vivencia de las tareas del cuidado durante las 24 horas de los siete días de la semana,  la clave pasa por "cinco R": reconocer, reducir, redistribuir, recompensar y respetar. Necesitamos construir una ética del cuidado, del derecho a cuidar y ser cuidado, y que este cuidado sea valorado socialmente pero también redistribuido para construir un mundo más igualitario en el marco de la justicia social.




*Directora de Políticas de Equidad Formación Laboral y Políticas de Cuidado del Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad sexual de PBA. Integrante de Mujeres Sindicalistas y Secretaria de Géneros y  DD.HH del sindicato de Obreros Curtidores 
  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Dejanos tus comentarios