ES HORA DE PONERLE FIN A LA JUSTICIA PATRIARCAL
Desde la Asesoría de Géneros
Interdisciplinaria de nuestra asociación civil, repudiamos
enérgicamente el fallo perpetrado por el Dr. Fernando Rivarola de
Rawson, Chubut y en el a todos los fallos del mismo tenor y con la misma falta de perspectiva de gènero.
El Dr. Rivarola disminuyó la calificación de "abuso sexual con acceso carnal"
a "abuso simple" al considerar que una violación en manada
cometida por cinco personas hace 8 años sólo se trató de un
"accionar doloso de desahogo sexual".
"La
manada de Chubut" cómo fueron señalados los imputados, fueron
acusados en 2012 de violación a una adolescente de 16 años. El
hecho ocurrió en Playa Unión. El funcionario judicial acordó un
juicio abreviado con estos imputados, implicando ésto una pena menor
y una aceptación de la culpa de los acusados. La acusación recayó
únicamente sobre tres de ellos dado que dos eran menores al
momento del hecho y fueron sobreseídos.
Ahora
bien, hasta acá el detalle del marco de la causa y la actuación del
Juez al respecto; resulta increíble y sumamente reprochable y
sancionatorio la resolución de una causa que involucra hechos tan
graves por parte de un funcionario de la justicia. Cuando se habla de
"Justicia Feminista” y la intención de que la misma resuelva
apropiadamente, hablamos de justicia con perspectiva de género.
Existe la Ley 26.485 , que al momento de resolver una causa de
semejante tenor debe obligatoriamente ser tenida en cuenta;es claro
que esta clase de aberrantes fallos contrarios a derecho, sólo pueden existir en una sociedad que fomenta y consiente
una Justicia que opera con carácter patriarcal, fallando sobre la
dignidad y la más absoluta intimidad de las personas como si fueran
objetos de intercambio del mercado judicial. Como si la violación en
manada fuese un delito menor que puede ser “canjeado” por
cualquier condena de compromiso, equivalente a un mero llamado de
atención, como si la construcción psicológica de la víctima, su
vida y sus relaciones pudiesen recomponerse con la misma facilidad.
Ese
carácter patriarcal de la Justicia se vislumbra claro cuando notamos
que delitos de semejante envergadura se condenan con penas de risa
que más que compensar a la víctima, la humillan y la revictimizan
minimizando su sufrimiento, su trauma y su dolor. Si además nos
encontramos con funcionarios envestidos de la autoridad del estado
para impartir justicia que califican a una violación lisa y llana
con acceso carnal a una menor de edad como “DESAHOGO
SEXUAL”, que dicho sea de paso es una figura penal INEXISTENTE y que además violentan y delinquen desde la semántica, dándole a la
expresión todo el carácter de una justificación física y
biológica y quitándole a todo el término su justa constitución
aberrante, violenta y delictual. Cabría preguntarle al Dr. Rivarola,
si su propio cuerpo fuese objeto del “desahogo” de otra persona,
habría considerado la misma pena.
Nuestros
cuerpos no son una mercancía. No son un adorno. No son un componente
de compañía de los cuerpos masculinos que toman las decisiones por
ellos. Por nosotras. Y definitivamente no son ni serán jamás objeto
del desahogo de nadie, y es repugnante una justicia y cualquier
funcionario perteneciente a la misma que se atreva a semejante
declaración así como es repugnante la liviandad con que la hace.
La
Justicia, como los otros tres poderes de la Nación, es susceptible
de la obligatoria aplicación del texto de la norma N° 27.499
conocida como “Ley Micaela” en honor a una de nuestras compañeras
mujer, y militante, brutalmente asesinada, a partir de la cual en
todos los ámbitos de la Administración Pública Nacional,
Provincial y Municipal los funcionarios deben capacitarse en
perspectiva de género a fin de una plural y correcta realización de
sus funciones.
En
el caso de un funcionario del tenor de un fiscal es infinitamente más
urgente tanto esta potencial capacitación, como la intervención de
la Procuración General de la Provincia, así como de los organismos
legislativos que condenen esta aberrante manipulación de los
elementos del proceso, para garantizar la impunidad de delincuentes
sexuales en reiterada violación a los derechos de la víctima.
Consideramos
que estas conductas, que no son aisladas, son nocivas para la
credibilidad de la Justicia y para la sociedad en su conjunto.
Entendemos que los dichos y argumentos de este fiscal, no constituyen
un hecho particular, sino que responden a un discurso y prácticas de
hegemonía heteropatriarcales. No podemos permitir que tales
prácticas y discursos se continúen repitiendo y propagando sin
sanciones pertinentes.
A
cinco años de la primera manifestación del Ni Una Menos, desde Nace
un Derecho hacemos
efectivo este repudio, esperando la intervención esclarecedora de
una Justicia real, que venga a subsanar, a contener, a ejemplificar y
a sentar la postura institucional clara de que las vidas y cuerpos de
las mujeres no son objetos de desahogos ni de intercambios
judiciales.
Bregamos por la erradicación
de toda práctica de violencia y dominación de este sistema, nos
mantenemos activas en la lucha por volver efectiva la igualdad de
géneros, traducida en igualdad social y en una justicia con
perspectiva de géneros.
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