domingo, 10 de julio de 2016

Patria SI. Colonia NO.

La verdad que si tuvieramos que analizar al Segundo Bicentenario desde la fija y fría objetividad que nos brindan los acontecimientos, nos quedariamos solo con eso: con el título y nada más.
Queremos desde nuestra subjetividad, como abogados de estos tiempos poner en discusión el valor supremo y el significado de erigirnos como una Patria Libre, como un Estado Soberano, tal cual lo describiría ontologicamente cualquier manual de “Teoria del Estado”.

Llegamos por asalto histórico a una contrastable realidad: Nuestra libertad, nuestra independencia, no las tenemos gratis. No señor.

Hubieron proceres nacionales que dejaron la vida, fruto de su comprensión histórica de la realidad que los atravesaba, de sus mas ferreas convicciones y de sus más intimas fibras de heroísmo.

¿Es justo entonces que a 200 años de tamaña gesta patriotica, tengamos que celebrar como pueblo embanderado, en nuestro seno mas intenso para la fecha indicada, como lo es la histórica Casa de Tucumán junto al Rey de España y alejados de otros primeros mandatarios de la Patria Grande, aquella de San Martín y Bolívar?.

Como respuesta entendemos rotundamente que NO. Cien veces NO. por que NO da lo mismo quedarse callado y agachar la cabeza para obedecer, por que eso NO nos enseñaron en la Facultad, por que estamos hechos para abogar por lo justo y NO para callar frente a lo que NO lo es.

Ningún patriota se arrepiente de su independencia, y no por ello se aligera ninguna grieta, todo lo contrario, la territorialidad de una Nación hace pie en una Comunidad Organizada a nivel mundial y hete aquí que tenemos en extenso normativa de caracter internacional que prohíbe en este marco cualquier sentido colonial.

¿Como vamos a estar angustiados?, al contrario somos un pueblo con defectos, aciertos y errores, pero LIBRES. ¿Libres de que? del sometimiento, por que somos prodigos de la autodeterminación.

Como el colega Manuel Belgrano, siempre vamos a estar del lado de la Patria Libre, Justa, Soberana y fundamentalmente ORGANIZADA.

A los reyes de otrora les respondemos con la Constitución en la mano:
La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.
Que nunca nos quieran hacer comprender lo contrario: QUE VIVA LA PATRIA, y que VIVA LA LIBERTAD. Solo así entendemos que será Justicia.

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